Nuestra Señora de la Cabeza 
Patrona de Torrenueva (Ciudad Real)

Se sitúa este santuario a dos kilómetros al norte de Torrenueva, tratándose del monumento más destacado de la población después de la Iglesia Parroquial de Santiago Apóstol. 

Para el historiador Juan Jiménez Ballesta, el origen del santuario puede situarse entre los años 1576, en el que ya se hace la primera referencia a una cofradía con dicha advocación y 1592, donde tenemos noticia de una manda de misas por parte de Juan de Cuellar, desde Lisboa. Todo parece indicar que la ermita estuvo dedicada en su origen al Apóstol Santiago, ya que en la Relaciones Topográficas de Felipe II se hace mención de ella como situada fuera de la población y en la misma dirección hacia donde está situado el santuario actual. De ser esto cierto, se trataría de la primera parroquia a cuya jurisdicción pertenecieron los tres caseríos a partir de los cuales se formaría el actual núcleo poblacional. Con todo, se desconocen los motivos de este cambio de advocación, aunque es fácil suponer que al transferirse la parroquia a su actual emplazamiento en torno al año 1494, no tendría mucho sentido la existencia de dos templos con idéntico título.

A partir del año 1719, toda la documentación referente al santuario nos lo describe con las características que hoy tiene el edificio, informándonos además de que contaba con una cómoda hospedería. La primitiva Hermandad, atravesando épocas de esplendor y decadencia, finalmente fue refundada en el año 1802 con el título de “Jesús y María” con el que permanece hasta nuestros días.  

La antigua imagen era una pequeña talla de unos 85 cm, de cabeza algo desproporcionada con respecto a su altura, tal vez sedente en sus principios y mutilada luego en el siglo XVII para poder ser vestida. El profesor José Hernández Díaz, la calificó de “interesantísimo ejemplar de Virgen fernandina”. Fue destruida en el año 1936, transmitiéndose por tradición oral que en su interior apareció otra escultura de piedra de menor tamaño y quizás más antigua, que también fue destrozada.

En esta fotografía de principios del siglo XX vemos la imagen dispuesta en sus andas procesionales provistas de un baldaquino o dosel de tipo pabellón, con sus cortinas artísticamente recogidas. 

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(Fotografía: colección Arnelio Gómez Torres)